Ese oscuro objeto de deseo...

Hoy quiero dejar un poco de lado las sugerencias sobre liquidaciones y oportunidades para detenerme en unos objetos que en sí mismos encarnan la idea de estilo y glamour. Los accesorios como carteras y zapatos de lujo suelen erigirse en esos íconos indispensables para muchas (y muchos) mortales y además tienen un valor agregado, no pasan de moda. Así es, tales "caprichos" se cotizan cada vez más con el tiempo y se vuelven verdaderos clásicos. Claro que esos gustos no están al alcance de todos y es justamente por eso que ser el feliz poseedor de alguno de dichos objetos resulta tan encantador.

A veces nos conformamos con pegar "la ñata contra el vidrio" en las grandes tiendas de moda para verlos e imaginar cómo o cuándo los usaríamos...

Chanel, Rue Montaigne
Hermès, Rue Saint Honorè

Y otras veces, unas pocas, tenemos la suerte de alcanzarlos, de contarlos entre nuestras pertenencias más preciadas. No es mi caso, pero sí el de alguien muy cercano a mí quién recibió un regalo impensado...

Sí, la Birkin!!! Ni Samantha de Sex & The City lo logró... Pero yo puedo usarla cuando quiera!!! La belleza y la perfección de esta cartera son de no creer... Todas sus terminaciones cosidas a mano, la calidad del cuero, los herrajes exquisitos y el diseño tan copiado (y nunca igualado), hacen que cuando una la lleva se sienta Audrey Hepburn caminando por los Champs Elysées. Dice la leyenda que el presidente de Hermès viajaba en un avión junto a Jane Birkin y le propuso crear una cartera para ella al ver que sus papeles se desparramaban por el suelo. La actríz y cantante la diseñó y desde entonces, el bolso que lleva su nombre se ha convertido en un clásico de lujo.

Foto Stylehive

Hoy la crisis golpea fuerte y tener algo tan costoso resulta impensado, por eso han surgido emprendimientos que alquilan carteras de lujo a precios razonables y nos permiten jugar a las clebrities por una semana (ver http://www.flashydivas.com.ar/). ¿Quién no recuerda la escena de Sex & the city en la que Carrie se sosprende al ver que su empleada tenía un bolso Gucci original? Ante la perplejidad de Bradshaw, la respuesta de la asistente fue simple: la había alquilado.

Entonces, si logramos que alguien nos preste (o nos alquile) por un ratito esos objetos largamente deseados, ¿quién nos quita la fantasía de ser princesas por un día? Total, para volver a Cenicienta siempre hay tiempo, no? Besos :>