Libertad, libertad, libertad!!!

No, no se trata de un homenaje al Himno Nacional sino un grito para que todos oigan... Es una apelación a la búsqueda de un estilo personal que evidencie nuestra identidad y se exprese a través del vestuario. Se preguntarán a qué viene esta arenga... Bueno, es que últimamente vengo escuchando muchas voces que dictan sentencia sobre qué, cómo y cuándo lucir determinadas prendas o calzados. Es como si existiera una especie de decálogo del buen vestir que lejos de adecuarse a los tiempos en que vivimos, parece propio del siglo XIX y sus innumerables reglas de etiqueta y normas para la vestimenta de cada ocasión (y momento del día). Mucho se ha escrito sobre este tema y una autoridad en la materia, Susana Saulquin, lo resume en estos términos en su libro Historia de la moda en la Argentina: "El estilo personal es un modo de hacer efectiva la propia imagen y juega un rol especial en las relaciones con los demás; es una etiqueta de identificación que solo se configura a partir de la consolidación de la identidad. Para tener una identidad propia es preciso acceder a la libertad necesaria que permite atreverse a ser uno mismo". Es difícil ser uno mismo si hay una censura omnipresente que nos dice que tal cartera no va para el día o que ahora los zapatos no deben combinar con otros accesorios -para desdecirse al poco tiempo con afirmaciones absolutamente contrarias-. Es más fácil obedecer mansamente a los dictados y adoptarlos aunque nos hagan sentir ridículos, incómodos y alejados de aquello que somos, seres únicos... Claro que no todo el mundo se adapta a esos cánones y son precisamente los personajes retratados por los coolhunters alrededor del mundo, los que inspiran a los creadores, los que se diferencian:

Londres y New York en pleno verano (The sartorialist)

Según Saulquin, "La conciencia de sí, que permite la conformación de un estilo, también produce temores e inseguridades debido al enorme reto que implica la libertad individual. Para evitar esos problemas, durante buena parte de la historia, los argentinos han preferido sentirse integrados en las tendencias generales, uniformes. (...) cuando se tiene un estilo definido, se elige ser figura, esto quiere decir, tener forma, contorno y organización. Aquellos que se uniforman eligen ser fondo, lo cual implica optar por una continuidad sin forma ni definición." Es verdad que la moda es una manifestación social que viene desde tiempos remotos y que en su lógica de funcionamiento, crea modelos a imitar para luego deshecharlos y reeemplazarlos por otros también rápidamente obsoletos. Pero de ahí a hacer de sus dictados una biblia de la vida en sociedad hay un trecho, no? Creo que hoy como nunca estamos viviendo en una etapa de grandes cambios sociales y culturales que se expresan en lo que la gente viste y en cómo lo hace. Las cirisis económicas y pérdida de valores impulsan a un individualismo que intenta desprenderse de cánones ajenos y es la moda una de las manifestaciones más visibles:

¿Botas en verano? Por qué no?

¿Es too much? se la ve muy contenta, no? (Garance Dorè)

Mucho color... (Jack & Jill)

No es mi intención hacer un tratado de sociología sobre la necesidad de aceptación y de adaptación de los hombres a los grupos, pero creo que vale la pena detenernos y ver hasta dónde nuestro vestir expresa la propia personalidad. Esto no implica que dejemos de seguir tendencias o que no nos importe lo que cada temporada se nos ofrece desde las revistas, vidirieras y demás. De lo que se trata es de dejar salir lo que realmente somos o queremos ser y no someternos -del todo- a los designios de "iluminados" que detrás del martillo de jueces, nos condenan a la uniformidad. Qué me dicen? Están de acuerdo? Se abrió el debate... Un beso:>