Refinada distinción

Este viernes quiero compartir con ustedes una charla muy especial que días atrás tuve con alguien a quien admiro y valoro por su trabajo en el fashion system local: Evangelina Bomparola. Los invito a recorrer conmigo parte de su útlima colección y a conocer más de su trabajo.

En nuestro país los diseñadores jóvenes se han abierto camino a fuerza de sacrificio y tenacidad, y no es poca cosa. En el actual contexto internacional de crisis financiera, sostener una empresa vinculada con la moda puede ser una apuesta de alto riesgo. Cada vez que asistimos a los desfiles que se organizan en Bs.As. nos dejamos ganar por la fascinación de los diseños, la calidad de las prendas y la puesta en general sin saber que detrás de todo ello hay miles de horas y mucho esfuerzo para lograr que temporada trás temporada la colección vea la luz.

En la última edición de BAAM pude asistir a uno de los desfiles más esperados del ciclo, la presentación primavera-verano de Evangelina Bomparola. Les aseguro que salí alucinada por la colección completa y pude comprobar que pese a que en mi grupo de acompañantes había mujeres de diferentes edades -entre 21 y 58 años- a todas nos pasó lo mismo. Sea por la calidad de los cortes, la caída de las telas, la elección de los colores y sus combinaciones, o por la mezcla de vanguardia y clasicismo, el resultado fue de total fascinación.

Gracias a la gestión de Aldana, una adorable colaboradora de Evangelina, pude acercarme al local y hablar durante una hora con ella. En esa charla, Evangelina me dijo que algo que siempre desea es contar con más tiempo para crear y para dejar volar la mente en lugar de dedicarse a cuestiones administrativas o financieras que le insumen mucha energía. Coincidimos en resaltar lo distinta que es la situación de nuestros diseñadores en relación con las grandes marcas europeas o americanas que cuentan con un cuerpo de asesores y financistas abocados a las tareas de comercialización, lo cual permite a los creadores trabajar sin presiones. Pese a ello, en la Argentina el diseño textil no sólo resiste sino que crece a diario, y el saber lidiar con un entorno desfavorable, le da a los nuevos talentos las armas para agudizar el ingenio y no sucumbir.

Otro tema que surgió fue el del prejuicio instalado entre algunos diseñadores argentinos que piensan al diseño separado del producto, una idea basada en la falsa antinomia creación versus comercio. Como bien expresa Evangelina, hoy en día para que una empresa se sostenga es necesario vender, y lograr una síntesis entre las necesidades del mercado y la propia creatividad es posible. Ella sabe bien en qué cuestiones será intransigente y en cuáles otras podrá responder a las necesidades de una clientela que no es elástica. Por tal motivo, en los percheros del local podemos encontrar prendas que podrían catalogarse de nuevos básicos: camisas blancas con jabots o detalles en la pechera, tops con volados, y pantalones, pensados todos para un público demandante de ese tipo de prendas. Es evidente que quién accede a uno de estos ítems es alguien que valora la calidad y el corte, y que pese a optar por una apuesta a lo seguro, busca distinguirse.

Justamente, creo que distinción es la palabra que mejor define a la marca. Una puede tomar una prenda cualquiera y comprobar que en su diseño, las terminaciones, la caída y el corte está el sello EB. En palabras de ella "es la mujer quien lleva el vestido y no al revés" ya que lo importante es resaltar y destacar lo propio. Porque, aún sin ser perfecta ni tener un cuerpo escultural, lo importante es la actitud. Y eso, amigas, no hay vestido que nos lo garantice.

Una mujer que luce sus prendas se ve elegante, femenina, sobria y siempre con algún detalle de tendencia que le da un aire innovador. El mejor ejemplo de ésto que les digo es en el blazer con hombreras, para mí la vedette de esta colección. Evangelina me contó que aún no ha logrado que sus clientas lo adopten fácilmente, pero ella confía en que poco a poco se irá instalando al igual que sucedió con las babuchas que en principio fueron resistidas y hoy vuelan del local. Yo confieso abiertamente que adoro ese saco y que me lo hubiera llevado puesto sin problemas, ja!!! Una anécdota pinta la realidad diaria de quiénes además de diseñar deben lidiar con otra serie de cuestiones: cuando Evangelina pensó en este blazer supo que las hombreras de que disponía en el taller no eran las apropiadas y pidió a un fabricante que se las hiciera. Este señor le respondió que aquello era imposible. Ella le planteó el desafío a un jóven sastre que trabaja para la casa y éste logró la hombrera buscada cortando y armando artesanalmente un nuevo prototipo. Conclusión: el blazer salió tal cual había sido pensado. De esos ejemplos hay miles, y cuando una ve la colección en pasarela ignora lo trabajoso que fue el proceso de gestación de la misma.

Muy bien, hasta aquí lo más destacado del encuentro. El objetivo no era una hacer una entrevista formal sino lograr una conversación para saber más sobre esta joven y talentosa diseñadora. La charla fue un momento ameno y distendido que me permitió conocer a una Evangelina Bomparola cálida y distinguida. El mejor reflejo de su marca...

Espero que este post les haya gustado, me despido hasta el lunes con un nuevo agradecimiento a Aldana por su colaboración... Buen fin de semana largo!!! Besos:>